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Panamá es Rica, no para la minería

Panamá, a lo largo de la historia, ha sido admirada y valorada por su posición geográfica privilegiada y su riqueza natural. Esta tierra ha dado lugar a productos naturales de alta calidad, limitados en cantidad pero reconocidos por los mercados mundiales. Esta relevancia se ha traducido en diversas industrias que han florecido gracias a nuestros recursos naturales. Sin embargo, nuestra pequeña extensión física plantea un dilema: el intercambio de nuestra diversidad natural por monedas pone en peligro nuestra posición y las oportunidades en las agroindustrias donde ocupamos los primeros puestos como proveedores.

 

La minería, por otro lado, despierta un debate complejo. Esta industria provee las materias primas esenciales para fabricar los artefactos que hacen nuestra vida más cómoda y conectada. Pero la explotación de nuestros recursos debe ser equilibrada, proporcional a la capacidad de la fuente para mantener nuestro bienestar en medio de su explotación. Lamentablemente, la historia nos ha mostrado que las industrias de “commodities” pueden ser depredadoras disfrazadas de oportunidades económicas. Se agotan los recursos, se abandonan las fuentes y se busca la siguiente sin considerar las consecuencias para el medio ambiente y las comunidades locales.

 

En este contexto, surge una pregunta importante: ¿es la minería la senda que Panamá debe seguir? Mi respuesta es un rotundo no. Nuestro país no está destinado a ser una tierra de explotación minera desenfrenada. Sin embargo, no podemos ignorar la realidad de que la minería es, en ciertos aspectos, un mal necesario en nuestra vida actual y futura. Es crucial para las tecnologías que nos mantienen conectados y para las comodidades modernas que disfrutamos.

 

La minería podría ser más ética y sostenible. Podría aprender de sus errores en otros países y asegurarse de que sus prácticas sean ejemplares en términos de responsabilidad ambiental y social. La conciencia sobre la importancia de preservar nuestra biodiversidad y mantener un equilibrio ecológico siempre debe guiar nuestras decisiones.

 

En lugar de ceder a la tentación de la explotación desenfrenada, deberíamos enfocarnos en potenciar otras áreas económicas en las que Panamá tiene un enorme potencial. La promoción del ecoturismo, la inversión en tecnologías verdes y el fomento de prácticas agrícolas sostenibles pueden ser los pilares sobre los cuales construimos nuestro futuro. Estas alternativas no solo preservarán nuestro entorno natural, sino que también crearán empleos, impulsarán la economía local y mejorarán la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

 

En resumen, aunque la minería pueda parecer una solución rápida, a largo plazo, es insostenible para un país como Panamá. En cambio, centrémonos en proteger y aprovechar nuestra riqueza natural de formas innovadoras y sostenibles. Solo así podremos mantenernos como guardianes responsables de este tesoro natural que llamamos hogar.

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